Por Rosa Sanz.
Ilustraciones: Isabel Mora
Es un gran placer escribir sobre el clítoris, nunca mejor dicho, ya que es el único órgano del cuerpo humano cuya única función es el placer. Su estimulación directa o indirecta es la principal fuente de goce sexual para las mujeres. Y es que el glande del clítoris tiene 8.000 terminaciones nerviosas, frente a la mitad que posee el glande del pene. Como sexóloga y formadora afectivo-sexual, veo continuamente que tanto mujeres adultas como adolescentes se sorprenden al ver una imagen o una réplica de un clítoris al tamaño natural. La mayoría no tiene ni idea del tamaño y/o la forma de ese clítoris, lo desconocen. ¿Cómo es posible ignorar un órgano tan importante para las mujeres?
¿Cómo está formado el clítoris?
Para conocerlo mejor, vamos a describirlo: tiene forma de Y mayúscula invertida, en la que la parte superior es el glande, que es lo que se ve por fuera junto con el prepucio, que lo recubre. Interiormente el glande conecta con el cuerpo del clítoris, del que salen los cuerpos cavernosos y los dos bulbos, que están a los lados de los orificios urinario y vaginal, por debajo de los labios mayores y menores. Toda esta estructura tiene miles de terminaciones nerviosas y está muy próxima al exterior, por lo que la estimulación de todos los órganos sexuales externos (monte de Venus, labios mayores y menores, glande y prepucio) puede provocar un intenso placer. ¿Y cómo conseguirlo?
El clítoris tiene forma de Y mayúscula invertida, en la que la parte superior es el glande, que es lo que se ve por fuera junto con el prepucio, que lo recubre. Interiormente el glande conecta con el cuerpo del clítoris, del que salen los cuerpos cavernosos y los dos bulbos, que están a los lados de los orificios urinario y vaginal, por debajo de los labios mayores y menores
Explorando nuestro cuerpo
No todo vale a la hora de estimularlo, hay tantos gustos como personas, por lo que hay que explorar e identificar lo que más gusta. En general, para llegar a una mayor excitación, a muchas mujeres les suele gustar empezar a acariciarse de las zonas menos sensibles a las más sensibles, dejando el glande para el final. Hay mujeres a las que les gusta una estimulación directa, sin embargo otras prefieren una estimulación indirecta. Unas prefieren una intensidad mayor, frente a otras que necesitan una intensidad menor. Por eso es muy importante dedicar tiempo para conocerse. Primero con un espejito para reconocer las distintas partes de los órganos externos para, después, ir descubriendo lo que más gusta con la exploración.
Muchas mujeres se saltan esta parte, no se conocen bien y piensan que, en los encuentros con otra persona, esta va a adivinar lo que les gusta. ¿Y cómo va a saber esa persona lo que la estimula si no se le dice? ¿Y ella cómo se lo va a poder decir si no se conoce? Aquí radica mucha insatisfacción, en la falta de conocimiento y de comunicación.
Sigamos conociéndolo un poco mejor. El clítoris tiene una longitud media igual a la del pene, aproximadamente 10 cm. Cuando se observan en imágenes ambos órganos, se puede apreciar la similitud entre ellos. Además los dos tienen el mismo origen y están compuestos por tejido eréctil.
Pero ¿por qué el clítoris es tan desconocido frente al pene, mucho más estudiado, si tienen el mismo tamaño?
Un poco de historia
Ya quinientos años antes de Cristo, el poeta Hiponacte de Éfeso lo denominó baya violácea del mirto. Muchos siglos más tarde, en el siglo XVI los anatomistas italianos Eustachi, Colombo y Falopio publicaron las primeras descripciones de su interior. En 1844, el prestigioso doctor anatomista Georg Ludwig Kobelt publicó una descripción completa y precisa del clítoris y se incluyó en los principales libros de anatomía humana. ¿Por qué se sacó dicha información de estos mismos atlas anatómicos un tiempo después? Que cada uno.a saque sus propias conclusiones.
En el siglo XIX aparecieron voces críticas hacia la masturbación femenina a través del clítoris. En 1865, el ginecólogo y obstetra cirujano Isaac Baker Brown subrayó que la masturbación femenina era el principio de muchos desequilibrios mentales (histeria, epilepsia y demencia), y recomendaba la extirpación del clítoris como medida preventiva. Su carrera finalizó al ser acusado de realizar estas prácticas sin el consentimiento de las pacientes.
Las opiniones críticas sobre el clítoris continuaron en el siglo XX. De hecho, el célebre neurólogo austriaco Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, publicó en 1905 que el placer a través del clítoris era propio de una sexualidad inmadura y aseguraba que con la madurez sexual de la mujer se transformaría en vaginal. Este mensaje de desvalorización del clítoris se ha mantenido, en parte, hasta nuestros días.
Buscando respuestas adecuadas
El biólogo Alfred Charles Kinsey, uno de los precursores de la investigación sexual humana en Estados Unidos, en su publicación en 1953 sobre el comportamiento sexual de la mujer, indicaba que la principal forma de obtener placer es a través de la estimulación del clítoris. Esto fue confirmado posteriormente por los célebres William Masters, ginecólogo, y Virginia Johnson, sexóloga, en su libro Respuesta sexual humana, publicado en 1966, precedido de un amplio estudio sobre el conjunto de cambios físicos y hormonales que experimentan los seres humanos ante el estímulo sexual. La sexóloga estadounidense Shere Hite, en su informe de la sexualidad femenina, El informe Hite, publicado en 1976, sobre la base de un encuesta a 3.000 mujeres, también ratificaba que la principal forma de placer para las mujeres es la estimulación del clítoris.
Con esta evidencia científica, hay que plantearse por qué nos seguimos empeñando en que las mujeres consigan el orgasmo con la penetración. Ya en El informe Hite se constata que solo un 1,6% de las mujeres llegan al orgasmo exclusivamente a través de la penetración. Quizás la respuesta sea que intencionadamente no se difundía esa información, incluso se criticaban dichos trabajos, tal y como pasó a Shere Hite que, a raíz de publicar su trabajo, fue tachada de bruja, atacada, amenazada e insultada casi toda su vida, hasta el punto de que tuvo que marcharse de su país y adoptar la nacionalidad alemana.
La jefa de cirugía y urología australiana Helen O’Connell, una de las científicas que más ha estudiado sobre el clítoris, comprobó que “muchos de los tratados modernos tienen errores manifiestos o carencias” sobre dicho órgano. Esto la llevó a profundizar en el conocimiento del clítoris, y sobre él desarrolló su tesis doctoral. En 1998 presentó un artículo, publicado en The Journal of Urology, muy completo, científico y riguroso sobre este órgano en el que aparece, por primera vez, una imagen por resonancia magnética. La autora recomendaba conservar su integridad al practicar cirugías. Dicho estudio apunta que el célebre Punto G es tejido del clítoris, adjunto a la uretra y la vagina. La reivindicativa autora se indigna diciendo “hemos negado completamente su significado como órgano, lo hemos extirpado deliberadamente”. Y sobre la sexualidad femenina explica: “Ha estado encerrada en la vergüenza y la ignorancia desde el principio de los tiempos. Por tanto, no es sorprendente que la gente no conozca su anatomía. Es nuestra herencia cultural”.
Según un estudio realizado con 52.000 estadounidenses y publicado en Archives of Sexual Behaviour en 2018, revela que casi todos los varones heterosexuales, el 95%, alcanzan el orgasmo en sus encuentros con sus parejas, mientras que solo el 65% de las mujeres con la misma orientación sexual lo consiguen, en tanto que las mujeres lesbianas en compañía llegan al orgasmo en un 86% de los casos.
“En las películas, en general, y en el porno en particular, la información que llega al espectador es que nada más que el hombre introduce el pene en la vagina todas las mujeres gimen como locas de placer”
El papel de una educación sexual conveniente
La falta de educación sexual de calidad en familias y centros educativos también puede ser uno de los motivos del desconocimiento generalizado, y para aprender se tiene que recurrir a fuentes de información, en muchos casos erróneas, como el porno, muy utilizado por los adolescentes, incluso los niños . ¿Y qué transmite el porno sobre la sexualidad? El porno transmite tantos mensajes erróneos… En las películas, en general, y en el porno en particular, la información que llega al espectador es que nada más que el hombre introduce el pene en la vagina todas las mujeres gimen como locas de placer. Conclusión de las mujeres: “A mí no me pasa, yo debo de ser rara o tener un problema”. Conclusión para los hombres: “Yo no debo de ser bueno en la cama, porque a mí eso no me pasa”. Ambas reflexiones me llegan frecuentemente a la consulta.
Además, las mujeres en el porno aparecen como pasivas, no hay consentimiento ni comunicación sexual, por lo que los hombres tampoco esperan ese consentimiento, dan por hecho que eso les gusta y que están teniendo placer. Y para colmo, ellas no se atreven a decirles nada para no herir su orgullo y virilidad.
Frecuentemente, en muchas familias no se ha hablado de sexualidad ni a las niñas ni a las adolescentes, quizás por no tener conocimientos de cómo hacerlo. Padres, madres y educadores lo han hecho lo mejor que han podido y han sabido, en una cultura y una sociedad machistas, en las que la masturbación ha estado más normalizada para los hombres (y en algunos casos ni para ellos) e invisibilizada, reprimida y castigada para las mujeres. Como nos decía un profesor del máster en Orientación y terapia sexual y de pareja: “Mal vamos en una sociedad que educa a los hombres para meterla y a las mujeres para que no se la metan” (sic).
Por otro lado, como ya es sabido, en diversas culturas de 30 países se practica la violencia de la ablación o mutilación genital femenina, que consiste en la extirpación parcial o total del clítoris, para que las mujeres no puedan disfrutar. Culturas machistas y muy crueles. En nuestra cultura no se practica la ablación, aunque sí sigue habiendo una mutilación de conocimiento en muchos libros en los que sigue sin salir el clítoris tal y como es, a pesar de que hace aproximadamente 176 años de las primeras publicaciones, en las que, como se ha visto, se conocía de modo muy completo y preciso.
“En diversas culturas de 30 países se practica la violencia de la ablación o mutilación genital femenina, que consiste en la extirpación parcial o total del clítoris, para que las mujeres no puedan disfrutar”
En el mundo occidental, la cultura judeocristiana de la que provenimos ha tenido una gran influencia en esta situación, ya que desde siempre ha vinculado la sexualidad con la reproducción, por lo que solo se le ha dado validez a la práctica reproductiva, lo demás era pecado.
Frente a tanta ocultación de información y tanta represión de la sexualidad, muchas mujeres se han ido rebelando y avanzando contra ello. Por supuesto todo el movimiento feminista ha hecho una gran labor. Al mismo tiempo, otras mujeres, sin estar en la lucha feminista, también han progresado en su apertura hacia la sexualidad apoyándose en las oportunidades que se les brindaban para avanzar: reuniones tuppersex, libros eróticos, juguetes sexuales, talleres, manuales… Esto les ha permitido abrir la mente y mejorar su sexualidad.